En nuestra cultura nacional es habitual manifestar una cierta fobia a la intimidad y, aún más, si se trata de la tristeza angustiosa.
Esto lo saben las personas que sufren, por lo que tratan de ocultar sus sentimientos como si llevaran en su interior algo avergonzante que pudiera dejarlos mal situados entre sus compañeros.
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Pero por otro lado el sentimiento depresivo es el estado anímico más propicio para el amor. No confundir amor con enamoramiento (estado eufórico en que una persona se obsesiona con sus propias idealizaciones proyectadas en alguien ad hoc). En el amor es necesario tener la capacidad de tolerar la tristeza que significa conocer la realidad de uno mismo y de los demás, condición de la empatía y de la comprensión de la pareja. Si no toleramos las realidades que vamos conociendo de la pareja es que estamos dominados por la incapacidad narcisística de vivir la tristeza, limitación característica de los vampiros que sólo aspiran a un eterno enamoramiento y a una permamente felicidad a costa de la sangre de los demás.
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