miércoles, 28 de julio de 2010

Así mismo como a alguien le gusta mirar la carne cruda

a otro le resulta interesante sentir una púa, desear el sabor del cemento

o que se yo.

Es momento de dejar de contenerse y permitirle al templo , bien degradado el pobre,


realizar lo que se le ocurra..

y lo que no también,


porque alguien que aspira compulsivamente no muere asfixiado, sino atropellado


y otro que no hace más que tragar, termina secandose..


bien lo sé y dudo que estén preparados para oír lo que tengo qe decir,


así que no pregunten y déjenme beber.




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